- Loreley Beravalle
- Ago, 08, 2015
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Cómo reconocer el hambre física y emocional
Cómo reconocer el hambre física y emocional
Aprender a distinguir entre el hambre física y el hambre psicológica tiene esencial importancia en el proceso de descenso de peso. El estado de ánimo puede influir en la manera de alimentarnos debido a que la acción de comer produce una sensación de bienestar.
La obesidad y los trastornos de la conducta alimentaria son patologías que tienen base en el “comer emocional”. La comida encierra una relación directa con los estados de ánimos, ya que en momentos de euforia o estados depresivos, los elegidos suelen ser los alimentos con alto contenido en grasas, azúcar y sal que pueden convertirse en un modo de obtener una recompensa, una satisfacción rápida o un alivio.
El hambre emocional surge de repente como respuesta a un estímulo visual, olfativo o a un pensamiento. Está ligada a la ansiedad, a comer compulsivamente y al sentimiento de culpa posterior a la ingesta excesiva de alimentos. La persona come aunque no tenga hambre.
En cambio, las señales del hambre física se manifiestan con movimientos intestinales, una ligera sensación de vacío, falta de concentración, somnolencia y decaimiento. El hambre real se presenta poco a poco y la saciedad puede darse con cualquier alimento. Sin embargo, es necesario aprender a comer despacio y sentado, ya que una comida apresurada y una masticación insuficiente impiden que el cerebro reciba la señal de saciedad, por lo cual el cuerpo recibe más de lo que realmente necesita.
Durante el proceso de descenso de peso, es importante desarrollar habilidades psicológicas para no caer en la ingesta emocional y aprender a diferenciar entre los alimentos saludables y los que estimulan el apetito y nos estresan. Dentro del primer grupo se encuentran las frutas, las verduras, el pescado, los frutos secos, etc.; mientras que en el segundo, hallamos alimentos compuestos de harina de trigo, grasas saturadas y aditivos.
Para reconocer si realmente tienes hambre física o emocional, cuando sientas el impulso de comer una golosina, un snack o un postre, piensa si te daría lo mismo que fuera una fruta o una ensalada. Si la respuesta es no, detente y reflexiona. También ayuda beber un vaso de agua, ya que a veces, el hambre se confunde con señales de sed.
Fuentes:
http://www.larazon.es/
http://www.somostodosuno.com/
http://www.vivesanamente.com/